LA CANCIÓN COMO CENTRO DE
ACTIVIDADES
"La música es para
el alma lo que la gimnasia para el
Cuerpo."
Platón (427-347 a. de C.), filósofo griego
Mi
profesión como maestra, me ha desmostado que la música es una herramienta
fundamental en nuestra tarea docente. Es una estrategia que tenemos en nuestras
manos, para motivar a nuestros alumnos en la comprensión y memorización de los
contenidos académicos; y que además, contribuye a la integración social. La
podemos utilizar para conseguir distintos objetivos, pero siempre, siempre, hace
que el camino para llegar hasta ellos, sea un camino fácil y divertido de
andar.
Desde
que nos levantamos por las mañanas, la música nos acompaña en las tareas
diarias, ya sean individuales o grupales, independientemente del estado
anímico, nos despierta el interés por cualquier situación o tema, propicia las
relaciones sociales, favorece la comunicación, aminora el stress… y ya
centrándonos en los niños, la música es multidisciplinar; y con ella se
consigue:
-
Desarrollar el sentido del ritmo, ayuda a anticipar, organizar y sincronizar el
movimiento, la música nos invita a movernos, bailar y dar palmas; actividades
mediante las cuales nuestros alumnos trabajan conjuntamente el ritmo y el
movimiento, mejorando de este modo la expresión corporal y estimulando su
coordinación.
-
Fomentar la imaginación y la capacidad creativa, hace posible que nos olvidemos
de lo real por un lapso de tiempo, y dejemos volar la mente a un mundo mágico,
dando rienda suelta a la fantasía.
-
Reforzar la memoria, pues algunas estructuras lingüísticas se fijan más
fácilmente en la memoria si estas van acompañadas de música.
-
Aumentar el vocabulario y paliar algunos problemas del lenguaje, ya que, algunos
niños tienen dificultades en la pronunciación u otro tipo de problemas o retrasos
en el aprendizaje o del lenguaje. Y
gracias a las canciones, el niño trabaja sus dificultades lingüísticas sin que esto
suponga un gran esfuerzo para él y a su vez amplíe su vocabulario.
-
Desarrollar el oído musical, facilitándole su introducción al mundo de la
música, y ayudándole a reconocer y distinguir los distintos sonidos que nos
acompañan en nuestro entorno: el chucuchu del tren, el ladrido de una mascota,
el cantar de los pájaros… Hay canciones, sobre todo dirigidas a los más
pequeños, en las que aparecen onomatopeyas o sonidos conocidos por el niño;
cantar este tipo de canciones les ayuda a identificar estos sonidos cuando aparecen
en el mundo que les rodea.
-
Contribuir al aprendizaje de idiomas, en lo que se refiere no sólo a la
memorización de nuevo vocabulario, sino también a la pronunciación de este, es
decir la vocalización o articulación correcta; y en un sentido más amplio,
abarca a su vez los componentes prosódicos: acentuación, ritmo y entonación.
-
Ayudar a la estimulación del tacto, si lo acompañamos con algún instrumento; ya
que no todos los instrumentos se tocan de igual manera, ni dejan la misma
sensación en las manos.
Resulta
divertido y enriquecedor seguir el compás de una canción con instrumentos
musicales de ejecución táctil.
-
Favorecer que las emociones afloren, se exterioricen, debido a que algunas
canciones nos permiten llegar hasta el corazón de los niños; y mediante ellas
podemos adivinar su estado de ánimo oyendo las canciones que escogen
espontáneamente.
-
Propiciar las relaciones sociales con los demás. Al cantar en grupo, los niños
aprenden a relacionarse con sus compañeros, facilitando la cohesión y el
sentimiento de pertenencia al grupo.
-
Facilitar la integración, pues la gran mayoría de las canciones que cantamos en
la escuela son canciones populares, mediante las cuales enseñamos a nuestros
alumnos aspectos culturales de la sociedad a la que pertenecen, ayudándole a su
vez a integrarse mejor en el contexto en el que viven.
-
Favorecer la expresión artística, llevando la música o letra de la canción al
papel, reflejando en imágenes o figuras lo que la melodía nos transmite.
-
Despertar el interés por nuevos aprendizajes, que mejor manera de adquirir
nuevos conocimientos si este se hace de manera divertida, entretenida, en la
que el niño se hace partícipe de su aprendizaje… y la canción contribuye a
ello.
Todos
estos aspectos pueden conseguirse gracias a introducir la música en nuestras
aulas, combinando los versos rítmicos para estimular al niño y mediante ellos,
se fijen tanto en la música como en la letra.
EL VALOR DIDÁCTICO DE LAS CANCIONES
Las
canciones como material didáctico para nuestra práctica docente nos pueden servir
para trabajar muchos aspectos y funciones de la lengua, tanto léxicos,
gramaticales y fonéticos como culturales. Nos pueden servir para trabajar todas
las destrezas tanto escritas como orales.
En
este sentido Cassany (ápud Jiménez y Martín 1997) señala que "escuchar,
aprender y cantar canciones en clase es una práctica de valor didáctico
incalculable.
Son
textos orales ideales para practicar aspectos como el ritmo, la velocidad y la pronunciación
correcta...”.
Por
su parte Griffe (1992: 4-5) argumenta seis razones que justifican
razonablementeel uso de las canciones en el aula:
1.
Crea un ambiente positivo en la clase: relaja a los estudiantes, crea unaatmósfera
de trabajo divertida y proporciona seguridad a aquellos alumnos que sesienten
más inseguros.
2.
Por su input lingüístico: parece haber una profunda relación entre ritmo y discurso.
Ser sensibles al ritmo es un primer paso básico y necesario en el aprendizaje de
una lengua y qué mejor que exponer el ritmo a los alumnos a través de la
música.
Además
el lenguaje natural de las canciones a veces es preferible frente a la artificialidad
de la lengua existente en ciertos manuales.
3.
Por su input cultural: la música es una reflexión del tiempo y del espacio en que
es producida, por lo que las canciones son muy idóneas para utilizarlas como reflexiones
históricas. Cada canción es una cápsula cultural llena de información social,
así que llevar a clase una canción es llevar un “pedacito” de cultura.
64.
La canción como texto: la canción puede usarse como texto, de la misma forma
que un poema, un cuento, una novela, un artículo de periódico o cualquier material
real.
5.
Canciones y música como complemento: pueden usarse para completar un manual,
para marcar un cambio, en ocasiones especiales como Navidad o como complemento
en clases de diferente índole:
•
Clase de conversación. Puede utilizarse para discutir su forma, contenido y propiciar
un debate al igual que se hace con la poesía u otros discursos escritos.
•
Clase de vocabulario. Las canciones son especialmente idóneas para la introducción
de vocabulario porque propician un contexto.
•
Clase de gramática. En las canciones, las estructuras gramaticales se usan en
un contexto natural que ayuda a conocer su uso.
•
Clase de pronunciación. Los tonos, ritmos y acentos de la música propician el aprendizaje
de la pronunciación.
6.
Interés de los alumnos: es un hecho que las nuevas generaciones han crecido en
un ambiente de globalización musical en el que las figuras del pop actual forman
parte de la vida de los alumnos. Este puede ser un punto de conexión con el mundo
del alumno que sirve para motivar su interés y participación en la clase, en la
lengua y en el aprendizaje.
En
este mismo sentido Santos (ápud Castro 2008: 8) amplía el abanico de los recursos
y no se centra sólo en el texto de la canción, sino que apunta las posibilidades
de explotación de otros materiales reales relacionados con la música. Como
material docente:
•
Despiertan un interés positivo entre los estudiantes debido a su carga emocional,
haciendo que el alumno pueda sentirse identificado con ellas.
•
Posibilidad que ofrecen para la integración de temas de actualidad cultural e incluso
de contenidos de otras áreas curriculares (literatura, historia, arte).
•
La industria discográfica genera gran cantidad de materiales auténticos que son
documentos breves y de fácil explotación.
•
Son vehículos de información lingüística, desde el plano fónico hasta el sintáctico
y léxico-semántico.
•
Son pegadizas y fácilmente memorizables, capaces de activar el mecanismo de
adquisición lingüística al que se refería Chomsky.
Por
su parte, Santamaría (2000) destaca aún más ventajas sobre el uso de las
canciones:
7•
Universalidad: todos los pueblos cuentan con canciones en su patrimonio cultural.
Los alumnos están acostumbrados a ellas desde niños y conocen su tipología textual.
Lo único diferente es el código lingüístico.
•
Originalidad: ofrecen una gran variedad de temas y enormes posibilidades de explotación.
•
Motivación: los alumnos tienen la responsabilidad y la libertad de interpretar las
canciones y cada uno va a contribuir con su impresión a que se produzca un intercambio
comunicativo.
•
Componente lúdico: una canción nos ofrece la oportunidad de jugar con ella, probar
su elasticidad y explorar sus límites. Se puede jugar, aprender y disfrutar con
ella.
•
Ambigüedad: podemos encontrar que una canción transmita más de un mensaje. La
interpretación es libre, lo que es una gran ventaja como factor de interacción
en el aula.
•
Memorización: es un material pegadizo y de fácil memorización.
•
Carácter representativo y coral: las canciones están pensadas para ser interpretadas
en grupo y en voz alta, lo que hace que el carácter coral no parezca artificial
en el aula.
•
El léxico: es muy asociativo y concentrado en textos completos y cerrados.
Como
se ve son muchas las propuestas que nos brindan los distintos autores, y son muchas
las ventajas que destacan a la hora de trabajar una canción en el aula.
Entonces,
¿por qué no aprovechar la canción como recurso didáctico en nuestra labor como
docentes?
2.1.
Componentes afectivo, lúdico y sociocultural
Componente
afectivo
La
música produce en los seres humanos emociones profundas y significativas, tales
como alegría y tristeza, puede modificar nuestros estados de ánimo, o
transformar el ambiente en el que nos encontramos y, por lo tanto, influye en
nuestro comportamiento social. Esta influencia puede modificar nuestro estado
de ánimo, estimular nuestra inteligencia, rebajar nuestros estados de estrés,
aliviar nuestras penas… También se ha sabido que el conocimiento musical se
procesa globalmente en varias partes del cerebro, pero no solo en las áreas de
procesamiento del sonido y del lenguaje, sino incluso en centros ajenos, como
los destinados a la visión. De ahí que la música tenga un poder evocador que
estimula la imaginación visual, el entorno lingüístico, la memoria, etc.
Las
canciones y la música son formas de expresión comunes para todas las lenguas y las
culturas. Los temas se repiten y quizás el rasgo más destacable sea la vaguedad
de las referencias espacio-temporales y personales, que facilitan el
apropiamiento por parte del oyente, al encontrar en ellas un mensaje directo y
personal tal y como afirma
Gil-
Toresano (2001: 41):
"las
hacemos nuestras y conseguimos que nos hablen de nuestro mundo y, de esta manera,
conectan con nuestro plano afectivo, tienen la capacidad de actuar sobre nuestras
emociones. Esta carga afectiva y carácter vivencial de las canciones las convierte
en un material motivador y significativo para explotar en el aula de lengua”.
Componente
lúdico
Una
objeción bastante común al uso de canciones en clase es que se considera una actividad
poco seria que entretiene y distrae del programa de contenidos de muchos centros.
No obstante, creemos que no tenemos que confundir “poco serio” con
“lúdico”.
Está comprobado que un elemento de juego en el aula es una fuente de motivación
e inspiración que favorece la implicación y participación de los estudiantes.
Evidentemente,
todo dependerá de cómo planteemos la secuencia de trabajo, de los objetivos y
de las condiciones que establezcamos, de la explotación que se haga de este
material.
Teniendo
en cuenta todo esto, podemos afirmar que trabajar con canciones es una actividad
lúdica y creativa que puede propiciar el descubrimiento y aprendizaje de la lengua
y la cultura y constituir la base para una comunicación auténtica en el aula,
tal y como señala Santamaría (2000):
“Las
canciones ofrecen numerosas posibilidades de explotación didáctica, muy atractivas
y lúdicas, con las que el estudiante puede ampliar sus conocimientos jugando
con la lengua, probando su elasticidad y explorando sus límites”.
Componente
socio-cultural
M.
Gil y otros (2002:87) piensan que “las canciones constituyen un producto
cultural en sí mismo. Se han llegado a considerar una -literatura de masas- y
un importante vehículo de transmisión de ideologías y creencias. A través de
las canciones podemos mostrar reflejos y recreaciones de diferentes aspectos de
la vida cotidiana, de nuestros hábitos y costumbres, además de que muchas
canciones versan sobre temas actuales a partir de los cual resulta sencillo
organizar debates y discusiones”.
Compartimos
con estos autores la afirmación y creemos que, al igual que los periódicos, los
programas de televisión, las novelas, las pinturas, los monumentos…, las
canciones constituyen un producto cultural en sí mismo; posiblemente sean el
Fenómeno
cultural más popular de nuestra civilización y se podría considerar como una forma
de "literatura de masas", como afirman. Con las nuevas tecnologías y
la universalización de la cultura occidental la música llega a todas partes.
Además
no podemos olvidar el contenido cultural que representan las canciones en cuanto
a ejemplos de estilos y tradiciones propios de regiones, países o culturas particulares.
En muchas de ellas se habla de diferentes aspectos de la vida cotidiana, de
nuestros hábitos y costumbres. Para muchos estudiantes, descubrir este tipo de conocimiento
cultural a través de las canciones es una motivación importante de acercamiento
a la lengua española.
No
obstante, como “la canción española o hispana forma parte del patrimonio
cultural y es un ejemplo de diversidad cultural que el estudiante extranjero
quiere descubrir”
(Larraz
2002), debemos realizar una selección rigurosa que sea acorde con los gustos e
intereses de nuestros alumnos, así como con los contenidos culturales que queramos
enseñarles.
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